La metodología Six Sigma es una herramienta sencilla y práctica que permite resolver problemas y mejorar procesos siguiendo cinco pasos. Su base radica en la evaluación y el análisis de los procesos, lo que permite que el rendimiento operativo sea medible, predecible y gestionable de manera más efectiva.
Aunque Six Sigma nació en el ámbito empresarial, también es aplicable en organizaciones sociales y sin fines de lucro (ONG). En este contexto, la metodología ayuda a identificar ineficiencias, optimizar recursos y mejorar la calidad de los servicios ofrecidos a las poblaciones beneficiarias.
El objetivo de Six Sigma es que, al gestionar los procesos de forma uniforme, basada en datos y centrada en la mejora continua, las organizaciones puedan obtener resultados consistentes, transparentes y sostenibles, maximizando el impacto de sus proyectos sociales.
Esta iniciativa se realizó con el apoyo de Comundo, fortaleciendo el compromiso conjunto por la mejora continua y la eficiencia en los procesos institucionales.
DEFINIR: En esta fase se define la posición de partida en cuanto a los clientes del proceso y sus necesidades. Con el fin de satisfacer las expectativas del cliente, se definen las características de rendimiento positivas y negativas del proceso.
MEDIR: En esta fase, la expresión actual de las características de rendimiento se crea utilizando métodos e instrumentos para obtener datos sobre la funcionalidad del proceso.
ANALIZAR: En esta fase se trata de identificar las causas de la desviación de los objetivos de rendimiento definidos.
MEJORAR: En esta fase se encuentran posibles soluciones para los problemas identificados en la fase de análisis. Si hay varias soluciones, los enfoques de solución deben ser evaluados de acuerdo a criterios definidos.
→ Análisis de costo-beneficio
CONTROLAR: En la fase final, las mejoras realizadas se ponen en práctica y se supervisan continuamente con la ayuda de los sistemas de medición desarrollados. Se establecen específicamente medidas correctivas en caso de desviaciones.